Denise es una devota jardinera orgánica que se reta a sí misma a vivir de la forma más sostenible posible en su casa del sureste de Pensilvania. Es profesora del Departamento de Comunicación y Medios de Comunicación de la Universidad de West Chester y tiene un doctorado de la Universidad Estatal de Kent. Sus áreas de enseñanza e investigación son la sostenibilidad, las relaciones interpersonales estrechas, la integración del trabajo y la familia y la resolución de conflictos.
La selva amazónica es magistral a la hora de captar y dispersar la lluvia: bromelias, plantas en forma de jarra, puntas de goteo. Pero, ¿qué hacer en una finca urbana del norte? El agua es un recurso precioso y limitado. En muchos lugares, la gente no piensa mucho en ello. Abren el grifo y sale agua potable. Sin embargo, cada vez oímos hablar más de la escasez de agua, no sólo en otras partes del mundo, sino también en zonas de Estados Unidos. Pensemos que se necesitan unos 180 galones de agua sólo para regar el césped o el jardín de un estadounidense medio. Una forma de reducir el consumo de agua es deshacerse de los céspedes en favor de las plantas autóctonas. Otra forma es instalar barriles para la lluvia. En mi ciudad se estableció una tasa de protección contra las tormentas hace unos años. La idea es calcular la cantidad de agua de lluvia que se escapa de la propiedad de cada residente debido a sus superficies impermeables, como la casa, las dependencias y el camino de entrada. Los residentes pueden reducir su cuota anual mediante la implementación de cosas como jardines de lluvia y barriles de lluvia. Mientras que muchos municipios fomentan la recogida de agua de lluvia, en otros lugares es ilegal, como en Colorado. En otros lugares se requiere un permiso, por lo que sería bueno comprobarlo en función del lugar donde se viva.
Por suerte, ya había estado utilizando cinco barriles de lluvia en mi propiedad. Utilizo esa agua de lluvia para regar todas mis plantas de interior y de jardín. Es habitual que durante una tormenta moderada caiga aproximadamente 1/8 de pulgada de lluvia cada hora. Un techo de 500 pies cuadrados puede llenar un barril de lluvia de 50 galones en aproximadamente una hora. Según la Agencia de Protección Medioambiental, los barriles de lluvia pueden ahorrar al propietario medio 1300 galones de agua al evitar que se convierta en escorrentía. Se pueden comprar en centros de jardinería, en línea, o puedes hacerlos tú mismo con un kit o comprando las piezas individuales necesarias. Debe ser un recipiente de calidad alimentaria para evitar la contaminación. La estética que desee, la cantidad que quiera gastar y su propio nivel de confianza en el bricolaje pueden afectar a la vía que elija.
El agua puede utilizarse para regar el césped y los jardines. Cuanto más alto se eleve el barril, más fácil será dispensarlo y, por supuesto, hay que colocarlo debajo de una bajante del canalón. La superficie debe ser plana, ya que un barril lleno puede pesar unas 300 libras. Yo tengo mangueras conectadas al mío para llegar a ciertas partes del jardín. Algunas personas conectan los barriles de lluvia en distintas partes del jardín desviando el agua de lluvia para que pueda llegar a otros lugares. Asegúrate de buscar un barril con una válvula de desbordamiento para que, si el barril está lleno, puedas dirigir el agua lejos de los cimientos; es mejor dirigir el desbordamiento hacia el suelo. Hay múltiples opciones, pero hay que tenerlo en cuenta.
La única desventaja real que he encontrado es que, a pesar de las mallas para proteger los agujeros de la tapa por donde la lluvia fluye hacia el barril, se convierten en criaderos de mosquitos. Este problema se puede mitigar utilizando discos antimosquitos, que se venden en los centros de jardinería. Estos discos con forma de rosquilla matan las larvas de mosquito pero son seguros para otros insectos.
La recogida de la lluvia requiere un cierto mantenimiento, como la limpieza de los restos de hojas de los canalones y bajantes. Donde yo vivo, es una buena idea drenar los barriles durante el invierno para evitar que el agua se congele, lo que puede afectar a la vida útil del barril y las válvulas.
No se recomienda como fuente de agua potable para el consumo humano. Sin embargo, tu bolsillo te lo agradecerá al ahorrar en gastos de agua y alcantarillado. Y lo que es más importante, tus plantas también te lo agradecerán, ya que no hay cloro ni otros productos químicos en esa agua.
